Si os fijáis bien en la posición de giro de la rueda directriz de la moto...
veréis que la del sidecar acompaña en el giro, con una desmultiplicación muy bien calculada, que hace que durante la conducción (he tenido la suerte de poderlo probar) se compensen las derivas propias de la mayoria de sidecares, debido entre otras cosas a la asimetría de apoyos y al desigual reparto de pesos, y centro de gravedad, con respecto a un automóvil. Es admirable que siendo el mercado del side-car tan minoritario, haya habido profesionales que apuesten por un producto tan evolucionado, en diseño y acabados. Un desafío solo apto para románticos...
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